
Por Fortune Modeste Valerio
La coyuntura actual coge a la izquierda en muy malas condiciones:
Dispersa, sin capacidad de convocatoria y algunos la quieren obligar a
levantar una criatura que nació enferma, casi muerta; no vale la pena
darle oxígeno con el prestigio y la historia de lucha de un nombre, la
Izquierda, que ha costado tantas lágrimas, sangre y muchos sacrificios.
El Partido Revolucionario Moderno - PR de la M - (PRM) es un producto de
la degeneración política concentrando su esencia en apetencias
personales, de grupos e intereses oligárquicos. No tiene nada de
progresista, es más de lo mismo. Arrastra sobre sus hombros, muy bien
disimulado, toda la podredumbre del viejo PRD.
El PRM es la columna vertebrar de lo que se denomina " La Convergencia
Por un Mejor País". ¿Y es loco que estamos? En que cabeza cabe que una
entelequia contaminada y sin estructura nacional puede encabezar y salir
airoso en una contienda electoral a nivel nacional.

Tan sencillo como eso, no creo en esa "Convergencia..." porque su cabeza
visible, aunque joven, es la continuación de un sistema de corrupción,
impunidad y entrega de nuestros recursos naturales al poder extranjero.
La izquierda, un sector, se encamina al negocio de "capar perro" y
trabajar para otros, como siempre.
Dispersos, como se encuentran, aislados y rumiando cada quien por su
lado, "no se llega a Roma". Es necesario agrupar, reagrupar nuestras
fuerzas para presentar una alternativa independiente que inicie la gran
marcha al Palacio Nacional.
De lo pequeño a lo grande tenemos que transitar ese escabroso camino para alcanzar el poder.
Para nadie es un secreto que las "mieles del poder" del Estado tiene
vueltos locos y sin ideas a un sector de izquierda y algunas
personalidades progresistas. Aspectos que maneja muy bien la cúpula
corrupta que se alterna el poder y en particular, la del PLD que dirige
la cosa pública.
Es preferible, mil veces, gastar las suelas del calzado en las calles y
campos, y agotarse en las redes sociales con un candidato propio, de
izquierda; y no por un candidato de derecha... que al fin y al cabo se
saldrá con la suya.
El trabajo y el sudor de los revolucionarios, de los progresistas y
amantes de la libertad deben de estar orientados y encaminados a
conformar una sólida fuerza electoral con perfiles propios y delimitar
los espacios para que la población comience a distinguir "quién es quién".
La Unidad Popular de las fuerzas y personalidades revolucionarias y
progresistas es aconsejable en esta coyuntura. Un programa mínimo de
gobierno, congresual y municipal que nos unan en un sueño, un propósito y
una realidad.