
La oposición política está encabezada por
el Partido Revolucionario Moderno (PRM), que con las alianzas que forjó
para el proceso electoral de mayo pasado, conquistó casi el 35% del
total de los votos emitidos. Es una apreciable representación la que
alcanzó, pese a tratarse de una organización de reciente formación,
carecer de recursos suficientes y de haberse enfrentado a un partido que
monopoliza el conjunto del aparato del Estado.
Todavía el PRM no ha instalado a sus
senadores, diputados, alcaldes y regidores alcanzados en la contienda
electoral. Pese a ello, cuenta con representación en el Congreso
Nacional, en particular en la Cámara de Diputados, donde la
representación del Partido Revolucionario Dominicano se dividió y una
parte de los diputados se adscribieron al nuevo Partido Revolucionario
Moderno.
El PRM prometió ser un partido moderno,
progresista, opositor. Incluso, en ese empeño, el PRM se ha negado a
reconocer la elección de Danilo Medina como presidente para el período
2016-2020, o por lo menos se ha negado a felicitarle por la elección.
Sin embargo, no se entiende que ese
partido opositor, que encabeza o lidera el licenciado Luis Abinader,
haya guardado silencio sobre la aprobación subrepticia del Código Penal
por parte de la Cámara de Diputados, sabiendo que ese instrumento legal
será generador de la muerte de muchas mujeres, especialmente pobres, que
carecen de acceso a servicios de salud de calidad, y en particular por
circunstancias como un embarazo por una violación o un incesto, una
malformación congénita o cuando la vida de la madre está en peligro.
A las mujeres las están condenando a una muerte segura, además de la muerte moral a la que las condenan con la eliminación de derechos que se les reconocen prácticamente en todo el mundo
Estos atenuantes no les importan a los
fundamentalistas en ningún lugar del mundo, pero sí importan a los
políticos y en particular a quienes se precian de ser democráticos,
modernos, progresistas, como es el caso del PRM, que se ha vendido como
una fuerza política nueva y progresista.
Pero los diputados del PRM, con una sola
excepción, votaron al unísono con los diputados del Partido de la
Liberación Dominicana para aprobar el Código Penal que condena a muerte
de cientos de mujeres pobres del país.
Es muy probable que los diputados del PLD
tuvieran una orientación política y hayan conversado sobre las
conveniencias para sus intereses de votar como lo hicieron. Sin embargo,
¿cuáles fueron las razones que tuvieron los diputados modernos del PRM
para votar en la misma dirección del PLD?
Eso solo lo sabrán esos legisladores y si
tuvieron alguna orientación política, también lo sabrán sus dirigentes,
que al orientar de ese modo a sus legisladores le están negando el
derecho a la vida a las mujeres y las están condenando a una muerte
segura, además de la muerte moral a que las condenan con la eliminación
de derechos que se les reconocen prácticamente en todo el mundo.
Es una pena que la oposición política en
la República Dominicana ni se practique ni se ejerza, y que el
progresismo, que fue una corriente histórica desde el nacimiento de la
nación dominicana, haya desaparecido en manos de tantos políticos
oportunistas, irresponsables y cobardes.