FUERZA DE LA REVOLUCION
El día 12 de enero del año 1972 se consumó una de las más hermosas páginas de la resistencia y el coraje del Pueblo Dominicano con la fiera batalla militar de un núcleo del grupo Los Palmeros. Para esos años, el país estaba sometido a una represión criminal de parte de los organismos de inteligencia y militares del gobierno de Joaquín Balaguer, que cotidianamente descargaba su furia contra el movimiento estudiantil, barrial, campesino, organizaciones y líderes revolucionarios.
El día 12 de enero del año 1972 se consumó una de las más hermosas páginas de la resistencia y el coraje del Pueblo Dominicano con la fiera batalla militar de un núcleo del grupo Los Palmeros. Para esos años, el país estaba sometido a una represión criminal de parte de los organismos de inteligencia y militares del gobierno de Joaquín Balaguer, que cotidianamente descargaba su furia contra el movimiento estudiantil, barrial, campesino, organizaciones y líderes revolucionarios.
Cuatro nombres brillaron el 12 de enero, fueron sus protagonistas: Amaury Germán Aristy, Virgilio Perdomo, Bienvenido Leal Prandy y Virgilio Perdomo. Una cueva ubicada en cercanías de la autopista Las Américas, fue el escenario para que se desplegara el arrojo, la capacidad de combate y la determinación revolucionaria de resistir y luchar hasta la muerte.
Cuatro, tan sólo cuatro, combatieron contra centenares y posiblemente millares de soldados de todas las ramas, incluidos norteamericanos. La frase inmortal de Amaury, de que: lo importante no es el número de armas en las manos, sino el número de estrellas en la frente, se hizo cuerpo con el ejemplo de su martirio.
Las causas por la que combatieron Los Palmeros y demás grupos revolucionarios de los años 70, es la misma por la que se continúa luchándose en la actualidad: La conquista de la democracia popular -porque hay democracia para los de arriba-, la justicia social, la libertad y el bienestar del Pueblo. La vía armada utilizada era sin dudas la única posibilidad para defenderse de la represión y tratar de hacer la revolución, y porque además, sintonizaba con los sentimientos subjetivos de las clases y sectores más activos de la sociedad dominicana.
Hablando de los últimos años, la Batalla de Las Américas, es comparable con la resistencia a la ofensiva yanqui el 15 y 16 de junio de 1965 en Ciudad Nueva, a la batalla de Caamaño en el hotel Matum del 19 de diciembre en Santiago; y consecuentemente, al intento de toma de la fortaleza de San Francisco de Macorís, y la rebelión popular de abril de 1984.
¡Qué valiente y peleador es el Pueblo Dominicano! Por qué no hemos logrado con ese espíritu y centenares de epopeyas semejantes unos resultados proporcionales a estos sacrificios? La respuesta no está en vivir estancados en el recuerdo de ese pasado glorioso, sino en extraer sus enseñanzas, para hacer hoy lo que no fue posible ayer: con igual fe, arrojo e inteligencia. Existe la oportunidad de avanzar ahora, hagámosla en nombre de las mejores causas y a favor de los explotados, marginados, oprimidos y empobrecidos de todo género. Démonos las manos para tributar el debido reconocimiento a quienes dieron sus vidas.
Por la Secretaría General de FR: Juan Gómez
Por la Secretaría General de FR: Juan Gómez